
El próximo viernes 3 de mayo CCU estará de fiesta, inaugurará oficialmente la nueva planta de Central Cervecera de Colombia, ubicada en Sesquilé, a una hora y media de Bogotá.
Se trata de uno de los proyectos emblemáticos en el proceso de internacionalización de la compañía, y lo harán de la mano de la familia Ardila, como socios en partes iguales de la firma local Postobón.
A la ceremonia asistirán el Presidente de Colombia, Iván Duque; el ex-presidente de Paraguay Horacio Cartes, el presidente del directorio de Quiñenco, Andrónico Luksic, y el consejero delegado del Grupo Ardila Lülle, Carlos Julio Ardila.
«Con Andrónico Luksic visitamos varios operadores de distintos países de la región con los que él tenía contactos. A la familia Ardila la conocía hace mucho tiempo y el 2013 la visitamos y conversamos sobre oportunidades futuras», recuerda el gerente general de CCU.
Andrónico Luksic se involucró personalmente en las tratativas con las «familias amigas» en la región. Con los hermanos Carlos Julio y Antonio José Ardila se juntaron -como desclasifica Jottar- en Chile y Nueva York. Además, fueron a las reuniones el presidente de Postobón, Miguel Escobar; Francisco Pérez Mackenna, gerente general de Quiñenco, entre otros ejecutivos de primera línea.
La inversión total en Colombia ha sido de US$ 474 millones, asumidos en partes iguales por ambos socios. Todo para conquistar el apetitoso mercado de 50 millones de habitantes.
El 2014 compraron el terreno en Sesquilé para construir la planta. Acto seguido se lanzaron a conseguir los derechos de agua, tanto superficiales como de pozo, lo que tomó bastante tiempo.
«Luego vinieron los permisos de construcción y, por ultimo, necesitábamos la autorización del Invima, que es el Instituto Nacional de Vigilancia de Medicamentos y Alimentos, que garantizan que el producto que se produce allí es de calidad, es inocuo para la salud y puede ser consumido. Mantienes la incertidumbre hasta el último día. En algún minuto pensamos salir en el segundo semestre de 2018, pero todas estas cosas fueron tomando tiempo y terminamos haciéndolo en enero de 2019. Un retraso normal para la complejidad de una planta de esta naturaleza», reconoce Jottar.
En enero pasado comenzaron a producir la cerveza local Andina y en febrero a comercializarla, al ritmo de un pegajoso jingle interpretado por el cantautor local Carlos Vives. «A poco más de un mes de lanzada la marca, esta alcanza niveles de conocimiento cercanos al 70% y volúmenes bastante interesantes a los que no me puedo referir aún», precisa Jottar.
La puesta en marcha de esta planta, para producir localmente la cerveza Andina y las marcas importadas, es parte de la artillería que están desplegando para defenderse del Goliat que nació tras la fusión de AB Invev y SabMiller en 2015.
Como explica Jottar, la estrategia general de CCU es ser un operador de bebestibles multicategoría, con foco en cervezas y bebidas analcohólicas; pero también participando en vinos, piscos, licores y sidras en toda la región latinoamericana.
«A eso le dedicamos el 99% de nuestro tiempo y energías; y lo hacemos buscando ganarnos el favor de nuestros clientes y consumidores. No lo hacemos con foco en defendernos de nuestros megacompetidores globales. Competimos en cervezas con ABI, que es un actor realmente dominante. En bebidas sin alcohol con The Coca Cola Company, que también es el líder mundial. En licores con Diageo, en vinos con una de las viñas más grandes del mundo, que es Concha y Toro. Y así en cada una de las categorías», sostiene el ejecutivo.