Un momento de la última sesión de Beer Yoga en la Fàbrica Moritz Barcelona

¿Una cerveza?, es lo que escuchas más entrar en una sala llena de esterillas de fitness. No son ni las 11 de la mañana. Suena música de clase de yoga entre el tintineo de botellas y un vaivén de mallas.
Coges la cerveza con pudor, te estiras en la esterilla sin perder la compostura deportiva. No sabes si estirar un poco o pedir unas papas bravas. «¿Se brinda antes?», pregunta alguien entre risas.
Pues sí, brindas, das un trago tímido y empiezas la clase de yoga con la cerveza a mano. Aquí se practican asanas sin soltar la botella. El sueño de Homero Simpson hecho realidad: eliminar la barriga cervecera bebiendo cerveza.
Es Beer Yoga. Bier Yoga, en su idioma original (alemán). Yoga cervecero. «Ambas son terapias centenarias para el cuerpo, la mente y el alma», justifican sus ideólogas en su web (bieryoga.de).
Jhula y Emily son instructoras de yoga y «apasionadas bebedoras de cerveza», se definen ellas mismas. Hace tres años que unieron sus «dos grandes amores» en Berlín. Y las cervezas empezaron a salpicar esterillas por todo el mundo. El Beer Yoga ha pasado a tener estatus de «nueva tendencia». Y de «excusa perfecta» para irse de birras.
A Barcelona lo ha importado este año Moritz: este sábado será la cuarta sesión de yoga que organizan en su antigua fábrica de cerveza con instructores de Holmes Places y una botella por esterilla.
Ellos reparten cerveza 0,0, aunque el Beer Yoga original se practica con alcohol. «Tiene pocas calorías y alto contenido en fibra», justifica la brand manager de Moritz 0,0, Montse Comabella.
«Te da un puntito más de alegría que el agua», sonríe. «El tema es combinar una actividad deportiva y al mismo tiempo lúdica». ¿No harán ninguna sesión con alcohol? «Ya veremos», se ríe. Sería recomendable para justificar la falta de equilibrio.
Hicieron una prueba piloto de Beer Yoga en mayo. Era la primera sesión de deporte que se montaba en la Fàbrica Moritz. Recibieron 2.000 solicitudes para 55 plazas.
Así que han retomado las sesiones cerveceras en septiembre con una sesión mensual, de momento hasta noviembre. La clase incluye opción de brunch, elaborado por Jordi Vilà, chef de Alkimia (una estrella Michelin).
Terminarás haciendo equilibrios yoguis con la birra. Como si estuvieras en el Plataforma a las cinco de la mañana. «Giro a la izquierda –la instructora va enseñando una asana–, busco la botella y bebemos». Aquí fuerzas tu elasticidad según tus ganas de dar un trago. «Puedes probar a tomar un sorbo en esta postura», la profesora incita a beber cerveza cada dos minutos.
«Curioso», dirá Ana, una de las yoguis cerveceras, al terminar la sesión y la botella. «Es algo diferente», añade al lado Rosa. «Yo le habría echado un corto de tequila –se ríe Maribel apurando su birra–. Como no tengo equilibrio…».