Jeff Poirot es un sacerdote que junto a su amigo Nick McCoy elabora cerveza artesanal como pasatiempo y que el mes pasado ganaron el National Homebrew Competition en Estados Unidos, campeonato organizado anualmente por la Homebrewers Association.
El presbítero de 43 años es párroco de la Iglesia de la Sagrada Familia en la ciudad de Fort Worth, ubicada en el estado de Texas. Todos los martes por la tarde, el sacerdote visita la casa de Nick y juntos elaboran cerveza en el garaje de este último.
La cerveza como hobby
Debido a que beber cerveza y producirla es una práctica común en Estados Unidos, ambos tienen este hobby que no llama tanto la atención entre los lugareños.
En declaraciones al Star Telegram, McCoy, que se declara católico y es dueño de una imprenta, destacó que elaborar cerveza con el sacerdote es “pasar el tiempo con un buen amigo”.
El sacerdote expresó que junto a McCoy se especializan en preparar tradicionales estilos de cerveza tipo Trapense, propia de los monasterios de la orden del Cister.
Ambos han viajado a diversos monasterios Trapenses para visitar cervecerías tradicionales en distintas partes del mundo.
La cervecería más famosa que han visitado es la Westvleteren, propiedad de los monjes trapenses belgas. Estos religiosos fabrican la cerveza Westvleteran 12, considerada como la mejor del mundo.
El premio Ninkasi
Poirot y McCoy comenzaron a participar en el concurso cervecero National Homebrew Competition hace tres años, pero este año ha sido la primera vez que ganan el premio Ninkasi (denominado en honor a la diosa sumeria de la cerveza), que se otorga a los cerveceros que han acumulado más puntos en la ronda final de la competencia y que se hayan inscrito en al menos 23 de las categorías participantes, que además de cerveza incluyen categorías de sidra e hidromiel.
Ambos recibieron el premio el pasado 17 de junio tras obtener el primer lugar en las categorías de Strong Belgian, Trappist Ale y Specialty IPA.
El sacerdote compartió que ganar el premio fue una gran alegría y que este pasatiempo no interfiere con su trabajo pastoral. “Mi horario siempre es agitado, surgen cosas inesperadas. Hay días en los que le he dicho a Nick ‘vas a tener que terminar de preparar la cerveza solo porque tengo que irme».
«Él entiende, no siempre es fácil, pero a veces tengo que ir a lugares como el hospital para atender a la gente. Hay momentos en los que mi trabajo como sacerdote tiene la prioridad”, expresó.